Aquí tienes un ritual de limpieza y purificación personal que, si se hace completo, se utiliza para separar de la persona aquellas energías que no son suyas.

Preparación:

Se preparan cuatro cuencos medianos de cristal o cerámica (plástico no), poniendo en cada uno de ellos: aceite de oliva, sal marina gorda, miel natural y leche.

Se compran velas blancas de las que vienen en una latita y si la persona tiene cristales de cuarzo u otro tipo de piedras semipreciosas, se preparan en una habitación tranquila de la casa formando un círculo de velas y piedras, lo suficientemente grande como para sentarse dentro de él en un cojín.

La limpieza se realiza a través del baño, por lo que los cuatro cuencos con el aceite, la sal, la miel y la leche, se llevan al baño y se ponen junto a la bañera. En el baño se pone también una velita blanca y una barrita de incienso.

Esta limpieza se realiza en dos fases:

La primera se hace en el baño y la segunda en otra habitación de la casa donde se vaya a estar muy tranquilo y nadie pueda molestar durante el proceso, también es aconsejable desconectar los teléfonos.

Antes de empezar la fase del baño se deja preparado el círculo de velas y cristales con el cojín (sin encender las velas todavía) y la ropa que se va a utilizar en el trabajo. Dicha ropa tendrá el sentido de purificación que tiene esta limpieza.

En el baño, para empezar, se pide en primer lugar ayuda a los seres que según la creencia de cada persona puedan ayudar en el trabajo y se enciende la vela, siempre diciendo «Enciendo esta vela al servicio de la Luz y del Amor» y el propósito por el que se hace la limpieza.

Se continúa siempre estando muy concentrado en el Propósito y se entra en la bañera que estará sin agua.

Del cuenco del aceite, se va cogiendo y se unta por todo el cuerpo incluido el pelo y cara hasta que se termine. Cuando se acaba el aceite, se continúa con la sal sin enjuagarse, frotando la sal también por la cabeza y el cuerpo mezclándola bien con el aceite.

Terminada la sal, sin tapar la bañera, se da una ducha con agua templada imaginando que el agua que va al sumidero es negra y se está llevando todo lo que no nos sirve y lo que no es nuestro.

El aceite y la sal son los que limpian y la miel y la leche llenan de dulzura y purifican.

Cuando se está un poco aclarado, pero sin enjabonar, se tapa la bañera (no se echa agua todavía) y se empieza a untar el cuenco con la miel por todo el cuerpo igual que antes con el aceite y la sal. Mientras se pone la miel imaginamos que toda esa dulzura entra en nosotros.

Acabada la miel, se puede empezar a llenar la bañera.

A continuación, se bendice el vaso de leche y se echa por la cabeza, sintiendo la purificación que aporta.

Se acaba de llenar la bañera, estando en ese agua con leche y miel aproximadamente entre 10 y 15 minutos máximo. Pasado este tiempo y sin que nuestra mente se vaya a otros pensamientos distintos del trabajo que nos ocupa, se procede a una ducha normal con jabón.

Acabada la ducha, se pone la ropa que estaba preparada y se pasa a la otra habitación, encendiendo las velas del círculo siempre «al servicio de la Luz y del Amor».

Se sienta la persona dentro del círculo y pidiendo ayuda a sus benefactores, se imagina todos los lazos y ataduras que tiene en su cuerpo y que quiere cortar con este trabajo.

Cogiendo unas tijeras de luz, empieza a cortar una a una todas las ataduras, imaginando como se van todas las energías que no son suyas. Se sigue cortando hasta que no queden ataduras y si durante el proceso se ha visualizado a alguna persona, se le manda amor en forma de luz de color rosa.

Permaneciendo así en meditación el tiempo que la persona estime oportuno, se da las gracias por la ayuda recibida y se cierra ritual.