Es esencial desarrollar la escucha del cuerpo para las personas sensibles.

Una de las mejores cosas que podemos hacer para aprender a cuidarnos y respetarnos, es desarrollar la escucha del cuerpo, y sobre todo si somos personas sensibles.

Si eres una persona con gran sensibilidad, lo que llamamos persona altamente sensible (PAS), como yo, un primer paso para podernos cuidar es ver qué papel juega la sensibilidad en nuestra vida: la acepto o la rechazo? La utilizo conscientemente a mi favor o hago como que no soy sensible? La siento que forma parte de mi y vivo feliz o ‘es algo que prefiero no tener porque solo me trae problemas’? Seguramente no nos hayamos parado a hacer estas preguntas y puede que hasta no estemos seguros de su respuesta. Sin embargo, tomar conciencia de nuestra relación con la sensibilidad es prioritario para luego avanzar en nuestro autoconocimiento como persona PAS.

Quizás por el camino que me tocó recorrer para aprender a cuidarme, insisto mucho en el hecho de que recibimos constantemente información del entorno, de las personas. Si somos muy sensibles podemos abrumarnos sin entender porque nos pasa.

Qué podemos hacer al respecto? desarrollar la escucha de nuestro cuerpo: vibraciones, cambios de temperatura, pelos de punta, escalofríos, emociones que aparecen de repente, etc. son cómo señales que nos avisan de algo.

Es esencial aprender que nos quieren decir, aprender a interpretarlas, para luego hacer lo que corresponda en cada caso, en función de la información que hemos recibido, para podernos cuidar.

Esto nos ayudará a evitar situaciones que no nos hacen bien, a no sobreactivarnos, a desarrollar nuestra intuición.

Cuando empezamos a trabajar la escucha del cuerpo, a poner atención en lo más sutil, a entender que todo es energía y que algunas nos afectan mucho más de lo que nos creemos, se produce un cambio. Es cuando empieza una nueva manera de ver las cosas o de vivirlas.

Este camino nos va a llevar a reconocer cuando estamos centrados y cómo estarlo, y a conectar con nuestra fuerza interior.

Entonces pasamos de que la sensibilidad sea algo que ‘nos tenga’ como vulnerables, flojos, en el papel de víctima, a que la sensibilidad sea lo que nos de poder. Que sea la que nos de la fuerza, la que nos ayude a guiarnos en nuestra vida, la que gracias a ella nos podamos mover con confianza.

Nuestra sensibilidad nos convierte en seres sencillos, sensibles y empáticos y no por ello significa que no tengamos fuerza, al revés: ahí reside realmente nuestra fuerza. Y desde ahí podemos ser inspiradores al resto de personas.

Anna Lenhardy – Asesora de Vida

Redes sociales: